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reformista que utilizaba la Cabala para facilitar la labor de sus misioneros de campo. Era
el tpico S pero..., abiertamente leal al Profeta pero exactamente el tipo de lectura
susceptible de despertar las dudas en las mentes de los obstinados e intolerantes. Su
causticidad resida en cómo se decan las cosas, no en las cosas que se decan. Haba
visto incluso ejemplares del mismo en el Palacio.
Conoc tambin algunas de las ramificaciones del sorprendente cuartel general
subterrneo de Nueva Jerusaln. El almacn que estaba sobre nosotros perteneca a un
antiguo Gran Maestro, y era un medio de comunicación extremadamente importante con
el mundo exterior. Sus estanteras nos alimentaban y vestan; a travs de las lneas
visiofónicas comerciales del almacn podamos conectar con el exterior y efectuar incluso
llamadas intercontinentales, cifrando el mensaje por si las lneas estaban intervenidas.
Los camiones de reparto del almacn podan ser utilizados para transportar fugitivos de o
a nuestro cuartel general clandestino... supe que Judith haba iniciado as su viaje,
facturada en una caja especial como botas de caucho. La amplitud de las operaciones
comerciales del almacn era una pantalla completa y plausible para nuestras extensas
operaciones.
El xito de una revolución es una empresa de gran envergadura... no nos engaemos
al respecto. En un Estado moderno, complejo y altamente industrializado, una revolución
no pueden hacerla un puado de conspiradores murmurando en torno a una miserable
vela entre unas ruinas abandonadas. Requiere un personal numeroso, pertrechos,
maquinaria moderna y armas sofisticadas. Y para manejar todos esos factores con xito
es necesario lealtad, sigilo y una organización superlativa.
Me mantuve ocupado, pero mi trabajo era provisional, puesto que estaba aguardando
un destino. Tuve tiempo de indagar en la biblioteca, y busqu referencias de Tom Paine,
el cual me llevó a Patrick Henry y Thomas Jefferson y otros... y todo un nuevo mundo se
abrió ante m. Al principio tuve problemas para admitir la posibilidad de lo que lea; creo
que de todas las cosas que puede hacerles la polica del Estado a los ciudadanos, la ms
perniciosa es posiblemente distorsionar la historia. Por ejemplo, supe por primera vez que
los Estados Unidos no haban sido gobernados por un sanguinario emisario de Satn
antes de que el Primer Profeta montara en cólera y lo echara del poder... sino que haban
sido una comunidad de hombres libres, que decidan sus propios asuntos a travs de un
consenso pacfico. No quiero decir con esto que la primera repblica fuera un paraso
bblico, pero tampoco era como la mostraban en la escuela.
Por primera vez en mi vida estaba leyendo cosas que no haban sido aprobadas por los
censores del Profeta, y el impacto en mi mente fue devastador. A veces miraba de reojo
por encima de mi hombro para ver quin me estaba observando, asustado pese a m
mismo. Empec a darme cuenta de que la ocultación es la clave de toda tirana. No la
fuerza, sino la ocultación... la censura. Cuando cualquier gobierno, o cualquier Iglesia en
nuestro caso, empieza a decir a sus sbditos: Esto no debis leerlo, esto no debis
verlo, esto os est prohibido conocerlo, el resultado final es la tirana y la opresión, no
importa cuan sagrados sean los motivos. Poca fuerza se necesita para controlar a un
hombre cuya mente ha sido vendada; por el contrario, ninguna fuerza puede controlar a
un hombre libre, a un hombre cuya mente es libre. No, no hay tortura, no hay bombas de
fisión, no existe nada... no se puede conquistar a un hombre libre; lo mximo que puedes
hacer con l es matarlo.
Mis pensamientos no estaban cayendo en silogismos; mi cabeza estaba llenndose
con un torrente de ideas nuevas, cada una de ellas ms excitante que la anterior.
Descubr que los viajes interplanetarios, casi un mito en mi mundo, no se haban detenido
porque el Primer Profeta los hubiera prohibido como un pecado contra la omnipotencia de
Dios; haban cesado por meras cuestiones económicas, y el gobierno del Profeta no haba
querido financiarlos. Haba incluso una declaración que dejaba entrever que los infieles
(en mi mente segua usando an esta palabra) enviaban an de vez en cuando una
ocasional nave de investigación, y que haba an seres humanos en Marte y Venus.
Me sent tan excitado ante aquellos datos que casi olvid la situación en que nos
hallbamos metidos. Si no hubiera sido escogido para los ngeles del Seor,
seguramente me habra apuntado a la cohetera. Tena buenas condiciones para ello,
tales como reflejos rpidos, y un conocimiento de las artes matemticas y mecnicas.
Quizs algn da los Estados Unidos tuvieran de nuevo naves espaciales. Quiz yo...
Pero el pensamiento fue desbordado por una docena de otros pensamientos.
Periódicos extranjeros... oh, ni siquiera haba estado seguro de que los infieles supieran
leer y escribir. El Times de Londres era una lectura increble y excitante. Gradualmente
llegu a la conclusión de que aparentemente los britnicos ya no coman carne humana,
si es que la haban comido alguna vez. Se parecan notablemente a nosotros, excepto por
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